domingo, 10 de octubre de 2010

Udine "es como un hijo tonto, al final le cojes cariño"

Para el título de esta entrada me permito citar a un grande, Manolo, uno de los Erasmus que hace escasas semanas se marcharon de nuevo a la tierra. Y lo cito, ni muchos menos en un sentido desdeñoso para esta ciudad, sino al contrario, recordando el tono de franco cariño con el que nos dijo, a unos cuantos privilegiados, las susodichas palabras.

Udine es pequeña, apenas roza la centena de miles de habitantes y tiene una disposición sumamente sencilla. El centro se agota en un cuadrado que se tarda en torno a 30 minutos en atravesar. Fuera del centro la ciudad se va difuminando poco a poco, convirtiéndose en unas 4 o 5 grandes calles con edificios, y más allá el valle. Porque Udine es un valle, desde el que se ve con un nivel de exactitud alarmante la cordillera alpina.

En varios puntos de la ciudad hay canales que atraviesan las calles, las casas se adaptan a estas circunstancias y hay puentes diminutos. El agua es profundamente azul, lo que demuestra que proceden de alta (muy alta) montaña.

El eje central de la ciudad es la Piazza Libertà, en la que encontramos dos edificios enfrentados, un palacio ducal y un monumento a los caídos en diversas guerras. Aquí descubrí la historia de los valientes friulanos que le dieron leña a los nazis. Entre estos edificios se extiende una plaza de guijarros blancos, donde se ven 4 estatuas (entre ellas, una de la justicia, pues aquí, en épocas anteriores se ajusticiaba a los reos condenados) y una calle empedrada (como la mayoría de las calles de la ciudad).

La Piazza sirve también como entrada al castelo, en cuya parte superior hay una explanada de hierba donde se puede ver caer el sol. El monte sobre el que está construido, según cuenta la leyenda, fue levantado por los hombres de atila, que tras destruir Aquileia (en la costa de la región) deseaba verla arder desde la distancia.

Y así podría seguir, pero no quiero que se me enfrie la comida que Kurro me está poniendo ante las narices.

Amor, y buena caza


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